
Atreverse a ser
Atreverse a ser no es fácil como pude comprobar cuando me disponía a publicar mi primera novela, como un reto a mí misma. En aquellos días, fueron apareciendo en mi vida muchas personas, que tenían deseos similares, bien de escribir un libro o de ser actrices, de tocar un instrumento musical o ser cantantes etc. Y no lo llevaban a cabo porque no se les había presentado la ocasión, no sabían cómo hacerlo, no tenían tiempo. Yo misma había pasado por esa circunstancia de desear en secreto escribir y no hacerlo porque no tenía tiempo, o hacerlo a escondidas por no sentirme capaz de mostrar a nadie lo que escribía, lo que me llevaba a culpar a las circunstancias o a los demás de no realizar aquello que deseaba.
Culpar a los demás
Esa es una constante, llega un momento, cuando es difícil atreverse a ser, en que alguien tiene que cargar con las culpas de que no puedas realizar aquello que tanto anhelas, es cuando analizas detalladamente tus circunstancias, para encontrar los motivos por los que nunca has podido realizar tu sueño, yo recuerdo mis pensamientos recurrentes: “No puedo escribir porque no tengo los suficientes conocimientos”, “No tengo los suficientes conocimientos porque mi salud y la situación económica de mis padres, no me permitieron estudiar”, “No puedo escribir porque tengo que ocuparme de mi familia”. No puedo por, no puedo por, cualquier escusa.
Miedo a ser mediocre
Hasta que poco a poco me di cuenta que el no atreverse a ser se debía a un sentimiento muy limitante.
Lo que tenia era miedo, de ser mediocre en aquello que tanto me gustaba y que ni siquiera sabía si lo hacía bien, pero…
¿acaso no era mediocre, en muchas cosas que tenía que hacer a diario y que no disfrutaba al hacerlas?

Pongamos, por ejemplo, cocinar. Yo no soy lo que se llama una mujer cocinitas, pero en 45 años que llevo casada, se supone que tendría que haber preparado, 16.425 comidas y otras tantas cenas, sin contar los bocadillos para el almuerzo, y las meriendas de nuestros hijos. Uff, me dan ganas de llorar sólo de pensarlo, pues a mí me molesta hasta las listas de los ingredientes de las recetas en los programas TV y ni siquiera envidio las bonitas cocinas, que lucen en esos programas.
Enfrentarme a mi misma
Entonces, ¿qué me impedía pues hacer algo que realmente me gustaba, si era capaz de repetir tantas veces un trabajo que no me agrada lo más mínimo? Tenía que enfrentarme a mí misma, que ser honesta conmigo misma, arrostrar esos miedos íntimos que no nos atrevemos a confesar a nadie, evaluarme en todas las facetas de mi vida, como mujer, como hija, como hermana, como trabajadora, como esposa, como madre, como ama de casa. Evaluarme en todos y cada uno de los papeles que a lo largo de la vida vas desempeñando. Una vez concluida la evaluación, la respuesta a esta pregunta, era muy clara lo que me lo impedía era el MIEDO A SER MEDIOCRE.
Crisis existencial
Llegados a este punto caes en una crisis existencial, eres mediocre en todo. ¿Qué sucederá si en aquello que te gusta realizar también fueras mediocre? Sería insoportable. Los seres humanos necesitamos destacar en algo. Tener un buen físico, destacar en algún deporte, tener un negocio próspero, tener un buen coche, ser el más participativo en obras de caridad de tu parroquia. Algo, tenemos que ser “más” en algo.
Por lo que si no hacemos aquello que nos apasiona, nos consolamos pensando que en eso seriamos fabulosos, pero que el mundo se alió en nuestra contra, y eso nos consuela. Nos consuela pensar que seríamos los mejores en esto o aquello, pero que nuestros padres nos lo impidieron, que teníamos una familia que atender, que… que… ¡Mentira! Todo son escusas para no aceptar que tenemos miedo a ser mediocres.
No me tengo que evaluar: tengo que ser
Y de repente un día ves la imagen de una jovencita corriendo desnuda como su madre la trajo al mundo huyendo de una tragedia. O conoces a alguien que durante la 2ª Guerra Mundial pasó doce años en la cárcel y reflexionas, ¿en un momento como esos, para qué sirve el haber tratado de ser, lo que sea?
Y llegas a la conclusión, al menos esa es la conclusión a la que yo llegué, que lo importante no es que te destaques de los demás en algo, si no que dediques el mayor tiempo que puedas a las actividades que a ti te reconforten más, seas o no mejor que otro en ese aspecto, porque tu felicidad no depende de que tú seas más que otro, u otro menos que tú, depende de que hagas lo que quieras, porque es lo que quieras hacer, independientemente de los demás.
Disfruta de lo que si eres, de lo que si tienes, de lo que si puedes
Atrévete a ser
Si quieres ser actriz, matricúlate en una academia de teatro de tu localidad, no importa que tengas 15 años o 70. Lo que importa es que cumplas tus sueños, y si después de un año descubres que no es lo que tú esperabas, de todas formas te habrás enriquecido mucho, habrás conocido personas nuevas, se habrán abierto nuevas oportunidades, te sentirás más seguro. Sabrás tanto si vales para eso que te gustaba como si no, reconocer el trabajo que se esconde detrás de cualquier obra, convirtiéndote en más experto, y sabrás que no pasa nada porque no sea tu don aquello que has intentado. Seguramente esa actividad te ha acercado más al don que tú posees.
No te compares con nadie
Pero cuando identifiques aquello que te hace feliz, seas bueno en ello o no, dedícale todo el tiempo que puedas. Nunca intentes parecer aquello que no eres, disfruta de lo que si eres, de lo que si tienes, de lo que si puedes. Si una mariposa Monarca quisiera cambiar sus alas, por las de las hermosas Papilioniade, seguramente no podrían concluir la travesía, que es el propósito de su vida. Pero ellas, ni las unas ni las otras, tratan de rivalizar con su belleza, hacen aquello para lo que han venido a la existencia, que es tratar de medrar como especie, dentro de sus circunstancias, sin compararse con ninguna otra.
Nos consideramos mediocres, porque nos comparamos con otros, pero lo cierto es que no hay, dos personas iguales, y lo que importa es nuestro contentamiento al realizar una tarea y lo que crecemos con ella.
Ámalo todo: el Amor es el único camino “para ser”
Un último consejo: Ama todo lo que hagas, aun cuando sea el trabajo que consideres más degradante, el que menos te guste, ámalo y bendícelo. Esta actitud dignifica el trabajo, te eleva a ti como ser humano, haciéndote consciente de tu papel, y dignifica a todos los que se benefician gracias a tu laborar, sean jefes, empresas, familiares, sociedad, todos se benefician gracias a tu actitud.
Entiéndase que no quiero decir que se tengan que soportar situaciones abusivas por parte de otros. Pero amar, agradecer y bendecir el trabajo o las tareas que realizamos es lo que marcará una diferencia en nuestra satisfacción al realizarlo.
Atreverse a ser, es algo fundamental en nuestra vida
Me gustaría saber que era lo que tú siempre soñabas ser. Mándame un correo contándome cuál era aquella cosa que tanta ilusión te hacia conseguir y cómo lograste hacerla o qué piensas hacer para conseguirlo en un futuro cercano o déjalo en los comentarios para que todos se puedan beneficiar de tu experiencia.
Gracias por tu amabilidad.

El color de Dios

Hojas caídas
También te puede interesar

El control de la mente
septiembre 6, 2019
Trabaja en ti mismo
marzo 12, 2019