
Decisiones
Diariamente tomamos decenas de decisiones, de las que ni siquiera somos conscientes y otras que siendo conscientes, no son para nada trascendentales.
Por ejemplo, hoy llevo levantada un par de horas y aparte de los automatismos de higiene, desayuno y cosas por el estilo, que hacemos diariamente en piloto automático, he tenido que decidir si prestarle atención al dolor de cabeza con que he amanecido, o ponerme a trabajar tal cual. He estado decidiendo si poner sábanas nuevas o lavar y volver a poner las mismas, que normalmente es lo que me gusta hacer, porque me encantan las sabanas recién lavadas.
También he pensado en si hacer comida nueva, o aprovechar los restos de ayer. He pensado en darle las gracias a una amiga por unos libros que me pasó en PDF y aun no lo había hecho. He decidido junto con mi esposo cómo actuar en caso de necesitar el coche, pues se lo llevaba él. He tomado cita para una formación, que hace tiempo me apetece. He decidido terminar hoy la última clase de un curso, que ya tenía que haber terminado y que tengo pendiente, etc…
Decisiones mayores
Todo este tipo de decisiones las tomamos individualmente, aunque al hacerlo tomemos en cuenta a otras personas.
Pero en algunas ocasiones tenemos que tomar decisiones de mayor envergadura y que pueden afectar nuestra vida, o la de otras personas. Pueden ser tratamientos médicos, ante una enfermedad grave, transacciones económicas de peso, a qué escuela llevar a nuestros hijos…
Incluso algunas veces tendremos que tomar decisiones difíciles, como cuando se nos pide que actuemos en contra de nuestra conciencia, y no hacerlo pueda poner en riesgo el sustento de nuestra familia.
Veamos algunos ejemplos
Imaginemos que trabajamos en una gran empresa y recibimos nuevas directrices en cuanto a desarrollar el trabajo, y nosotros pensamos que no son correctas.
Claro está, el que nosotros pensemos que son incorrectas no quiere decir que efectivamente sea así. Tal vez nos falte información sobre porqué la empresa ha tomado esa decisión y simplemente callemos, poniéndonos a trabajar en las nuevas directrices. Pero, ¿y si pensáramos que el adoptarlo, puede poner en peligro la vida de alguien? Como puede ser dar menos tiempo para realizar cierto trabajo peligroso, con la finalidad de ser más productivos.
O tal vez si fueras terapeuta en una clínica y pensaras que el tratamiento para cierto paciente no es el más conveniente, o tal vez puede causar daños en el futuro.
Aunque las decisiones más cotidianas también revisten cierto ejercicio de conciencia, como decidir el tipo de entretenimiento, practicar o las vacaciones familiares o qué sustancias tomar. Os dejo algunos ejemplos:
- Se reporta que unas 585.000 personas mueren al año por las drogas:
https://www.france24.com/es/20190626-informe-onu-droga-muertos-causa
- El tabaco causa unas 8 millones de muertes anuales, más de 60.000 son niños menores de cinco años, expuestos al humo de los adultos:
- En relación al alcohol, se producen más de tres millones de muertes al año, la mayoría hombres:
Buscar el punto de vista de los implicados
Aunque nosotros seamos los responsables de tomar las decisiones, es de desear que lo que pueda afectar al resto de la familia lo consultemos y tomemos en cuenta sus opiniones.
Meterse en una deuda hipotecaria o en un crédito para adquirir un coche, en el supuesto de que salga mal, afectará a toda la familia, por lo que sería conveniente que todos supieran porqué se ha pensado en esa opción y las repercusiones que puede tener, y tomar la decisión con la conformidad de todos. Incluso puedes pedir consejo a alguien, que te pueda aconsejar de forma neutral.
Y recalco lo de neutral. Si tu problema fuera en qué invertir unos cientos de euros mensuales, tu amigo banquero te podría ofrecer los mejores productos de su banco, y tu amigo de la inmobiliaria aconsejarte el mejor inmueble donde invertir. Evidentemente, ninguno de los dos son neutrales, aunque te estén ofreciendo lo mejor que tienen. Aun así, puede ser conveniente hablar con ellos, porque saben muchas más cosas que tú.
Como dice Proverbios 15:22, en la multitud de consejeros hay logro. Si consigues distanciarte lo suficiente de la relación de amistad, si es que alguno de tus amigos trabaja o tiene un negocio relacionado con algo que ellos piensen que es interesante para ti, tienes que separarte, para ver con la suficiente perspectiva.
¿Cómo afectarán mis decisiones al resto de la familia?

En todas las familias surgen imprevistos que afectan a la familia, pero que son decisiones que no se pueden negociar. Puede ser que tengas que atender una urgencia médica de tus padres, cuando sucede que tienes niños pequeños, lo que te obliga a dejar a los niños con terceras personas y tal vez la situación se alargue en el tiempo.
Conocí a una familia, cuya situación económica era aceptable, pero no les permitía tener un coche, que era algo que a todos les hacía mucha ilusión. Por ello decidieron comprar un coche nuevo a crédito, tendrían que sacrificarse mucho durante seis años y renunciar a otras cosas, pero todos estuvieron conformes en hacer el sacrificio. Dos meses después, circulando por una difícil carretera de montaña, un día de lluvia, se salieron de la carretera. Todos salvaron la vida, pero el coche fue siniestro total, y no lo tenían asegurado a todo riesgo, por lo que, durante seis años, estuvieron pagando un coche que no pudieron disfrutar.
¿Os imagináis como se soportaría esta situación si la decisión la tomara un solo miembro de la familia, sin tener en cuenta a los demás?
Decisiones a largo plazo
Algunas veces tomamos decisiones, sin evaluar las consecuencias. En mi poemario Lloviznas, el poema titulado Las cinco hijas cuenta una historia real, de una joven que decidió coquetear con las drogas. Por desgracia, esa no es la única experiencia que conozco de cerca.
En otro orden de cosas, están los jóvenes que deciden entrar en relaciones románticas, o de formar pareja, sin plantearse las consecuencias. O las jóvenes que deciden ser madres, sean casadas o solteras, sin plantearse que esa es una obligación para toda la vida y que tú asumes. Tal vez otros en caso de necesidad puedan ayudar, pero los responsables son quienes toman esa decisión.
Es decir, unos padres pueden tener todo el derecho del mundo a tomar una cerveza después del trabajo, pero no si su hijo necesita un libro o unos zapatos.
Seis pautas para tomar buenas decisiones:
- 1º Consulta con todos los implicados.
- 2º Tómate tiempo para pensarlo, buscando los pros y los contras, pero no caigas en el lado opuesto, aplazando todas tus decisiones.
- 3º Busca el asesoramiento de expertos que no tengan interés en tu decisión.
- 4º Piensa en las consecuencias a largo plazo.
- 5º Examina cómo les ha ido a otros que ya han pasado por lo que tú quieres hacer.
- 6º Y sobre todo, entre todo lo que tienes que examinar y escuchar, examina y escucha a tu corazón. Las cosas hechas con corazón brillan especiales.
Proverbios 2:2 nos aconseja tener oídos atentos a la sabiduría y el corazón inclinado al discernimiento.
Espero haberte ayudado.
Gracias por tu atención.
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