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Reflexiones

Encontrar el don

Todos deseamos ser felices y desarrollar nuestro don. Si lo deseamos es porque no lo hemos conseguido a un nivel satisfactorio, si además tenemos en cuenta que lo que nos produce felicidad no es lo mismo para todos. Cuando hablo de felicidad aquí no me refiero a la felicidad inducida por algún tipo de estimulante, sea tabaco, alcohol, drogas, medicamentos, etc. Ni a lo que algunos consideran felicidad, como es amontonar más de algo que otros, para poder presumir o incluso subyugar a los demás. Podríamos citar desde las YouTubers que te muestran armarios con cientos de zapatos, hasta Hitler que iba clavando chinchetas con la esvástica sobre todos los territorios que deseaba conquistar.

Estos ejemplos vistos con la suficiente perspectiva, te muestran que al menos uno no es apropiado, porque causa daño a los demás. En cuanto a lo de los zapatos, pues puede ser una coleccionista como tantos otros, los adquiere, los exhibe y nada que objetar. Cosa diferente es algo que leí (no recuerdo si en una novela o un ensayo) que alguien coleccionaba zapatos de un solo pie que previamente había robado de la casa del usuario de aquellos zapatos.

Satisfacción

Es decir, que la felicidad para casi todos viene a ser la consecución de un logro que nos produce cierto grado de euforia o satisfacción.

Es por eso, que creo que todos los coachs sin excepción se centran en que sus pupilos encuentren cuál es su don. Porque cualquier persona sana en todos los aspectos, si además puede desarrollar su don, se sentirá feliz y creará armonía a su alrededor.

El don en libertad

Decir a este respecto que la mayoría de personas que enferman es porque son muy productivas, tienen cierto grado de éxito pero no desarrollan su don o no lo pueden desarrollar con libertad, puesto que son explotados por otros. En el cine, la música, la investigación, tenemos muchos ejemplos de personas que, aun desarrollando lo que posiblemente fuera su don, han muerto de sobredosis, o se han suicidado.

Es decir que una persona puede conseguir la felicidad si tiene todas las necesidades en todos los sentidos (físicas, mentales, emocionales, intelectuales y espirituales) cubiertas y puede ejercer su don con libertad.

Mi don

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Yo sé que mi don es escribir. Te puede gustar o no como lo hago, pero es mi don. Y… ¿por qué sé que es mi don? Pues porque desde que era tan pequeña que aún no sabía leer ni escribir, yo veía un libro y quería hacer uno. Yo no recuerdo muchas cosas de mi infancia, pero esa sensación de tener que hacer un libro me ha acompañado todos los días de mi vida. Aunque he vivido momentos en los que he sido extremadamente feliz, por debajo de esa euforia tenía el vacío de hacer un libro. Es por ello que agradezco enormemente el momento en que tuve el suficiente valor para arriesgarme a hacerlo.

Pero, por mucho que me complazca escribir, creo que sería incapaz de hacerlo por encargo. Que alguien me dijera sobre lo que tengo que escribir y a quien me tengo que dirigir, creo que no me complacería, es por ello que digo que el don se debe de ejercer en libertad.

Tal vez estés pensando “Claro, como tú has tenido tu don tan claro desde la infancia,  para ti ha sido fácil, pero yo ¿cómo se cuál es mi don?“.

Mis circunstancias

Bueno, puedo decirte que yo me doy cuenta ahora de que este es mi don. No siempre he sido consciente de que ese anhelo que yo sentía era un don. Ahora, a toro pasado como se suele decir, tal vez pueda pensar en las precarias situaciones de mi infancia, de pobreza y de haber sido siempre una niña enfermiza. Esto me obligó a estar mucho tiempo sola, sin ninguna distracción y sin nadie más que me hablara que mis propios pensamientos. Sin duda, esto puede haber ayudado a conocerme más a mí misma, que una criatura que tuviera más vida social y más obligaciones a las que atender y a las que amoldarse, tener con quienes rivalizar, como puede ser la vida de cualquier niño escolarizado con amigos y con juguetes. Yo, era yo, conmigo misma.

Demasiados estímulos

En este mundo que vivimos actualmente, lleno de estímulos y retos, sin ningún momento de auténtica soledad para que podamos conocernos a nosotros mismos, y tan condicionados por todo lo que nos rodea, no siempre es fácil reconocer tu don. Cualquier cosa que te atraiga de lo que hacen otros te puede hacer pensar que eso es lo que tú quieres, y te hace correr cíclicamente detrás de unas cosas y otras.

Ejemplo

A una amiguita de mis hijos de la infancia le preguntamos cuando tendría unos once años qué le gustaría ser de mayor. Jajaja, cada vez que recordamos su respuesta tan espontanea nos reímos, ella nos dijo con toda naturalidad:

– Maestra, para pegar a los niños.

Jajaja, creo que decir eso ha sido la maldad más grave que ha cometido esta mujer en toda su vida. Es una mujer dulce, educada y refinada, que cursó estudios superiores, terminando la carrera sin haber suspendido nunca, pero que nunca ejerció. Hoy en día, sirve como voluntaria en una organización religiosa, ayudando espiritualmente a otras personas y, para poder mantenerse, trabaja limpiando casas. Ella se siente feliz y realizada y sus padres, después de la decepción de haberse esforzado para que tuviera unos estudios y viviera bien, también se sienten orgullosos, porque es la decisión de su hija y la ven feliz.

Seguramente su don era ser guía espiritual dentro de una organización religiosa, pero hasta que esa posibilidad no se presentó, no lo supo.

Esta mujer siempre fue muy buena y disciplinada, pero… ¿te imaginas lo que es enfrentarse a unos estudios superiores sabiendo que no es eso lo que quieres?

Posiblemente por eso admiro tanto a esta joven mujer, porque aunque ella supiera que esa carrera no era su don, invirtió en ella su tiempo hasta que se le presentara aquello que diera el sentido que ella quería para su vida.

Tiempo contigo a solas

Llegados a este punto, tenemos que reconocer que necesitamos tiempo con nosotros mismos para conocernos sin ningún tipo de estímulos, ni de tipo físico, ni de tipo psíquico, ni de tipo intelectual. Es decir, no vale quedarse en casa solos, pero con la tele o la música, es mejor salir a dar un paseo solos, sin música ni nada, pero enfrentándote al aire, al sol, al frío, al calor. Tú, solo contigo.

Sigue con tu vida hasta que se manifieste el don

En un receso mientras escribía, he escuchado por la radio la experiencia de un joven, que cursó estudios de derecho con muy buena nota, pero se casó muy joven, porque dejó a su novia embarazada. Eso lo forzó a buscar trabajo con insistencia, mando muchísimos curriculum a muchísimos bufetes de abogados, pero a pesar que de su curriculum era muchísimo mejor que el de otros, nunca lo llamaban. Finalmente, aceptó un trabajo de camarero, porque según comentaba él mismo, “con algo tenía que pagar los pañales de su hija”.

Como era un trabajador eficiente, atendía debidamente a los clientes y se responsabilizaba de su trabajo, un año después su jefe lo nombró gerente de otro restaurante que abrió.

Otro año más tarde fue este joven quien abrió su propio restaurante, y en la actualidad es el dueño de toda una cadena de restaurantes y millonario. Ahora agradece que nunca lo seleccionaran en ningún bufete de abogados.

La experiencia de este joven, nos demuestra lo práctico y conveniente que es ser autosuficientes, y no menospreciar ningún trabajo porque lo veamos poco para nosotros. Todos los trabajos son dignos y nos pueden abrir puertas, o como en el caso de la joven antes mencionada, proveerte el sustento para que puedas realizar tu don.

Atrévete a ser

https://www.lolacampos.com/atreverse-a-ser/

Todas las posibilidades

De cualquier forma, yo pienso que las personas somos felicidad y la podemos manifestar en todas las situaciones, depende de cómo nosotros mismos influenciemos en nuestra realidad, como bien muestra la física cuántica, la ley de la resonancia, la ley de la atracción, etc.

¿Ya sabes cuál es tu don? Me gustaría saber cómo lo encontraste, ¿me lo cuentas?

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