relaciones
Reflexiones

Las relaciones

Ni el trabajo, ni el dinero, ni la salud, nada nos produce tanto estrés, ni tanto desgaste emocional, como las relaciones, y cuanto más íntimas, más nos desgastan.

Si eres soltero/a,  aún vives con tus padres, trata de recordar cuántas veces tus padres te han hecho llorar, o cuántas veces habéis discutido, o cuántas veces has sentido rencor en contra de ellos…

Este mismo ejercicio lo puedes hacer con tus hermanos si los tienes. Con los primos, con los amigos del alma, con todas aquellas personas que han llegado a ser importantes en tu vida.

Aunque las relaciones que más quebraderos de cabeza nos producen son las de nuestra pareja y las de los hijos.

NUESTRA PAREJA

Nuestra pareja conyugal es lo que más emociones nos genera, sobre todo al principio de la relación y cuanto más jóvenes, más emoción.

Seguramente te preguntarás, ¿y por qué? Pues porque cuando se es joven, se es más inexperta, se es más vulnerable, se tiene miedo de perder eso que nos hace tan feliz. No tenemos la suficiente autoestima, y sentimos celos de cualquier cosa o persona. Todo aquello que nuestra pareja aprecie, le guste, o con lo pase tiempo, se convierte en nuestro rival.

LA HISTORIA

Eran una pareja de jóvenes, llevaban varios años de noviazgo y por fin se casaban.

– “Ahora todo será diferente y lo tendré para mi sola”, pensaba la joven novia.

Sin embargo, él tenía un grupo de amigos del alma con los que salía en bicicleta. (En España se practica mucho el deporte en bicicleta, y se suele salir con los amigos, los sábados, los domingos, y en cualquier fiesta. Los ciclistas hacen sus 30 o 40 Km, almuerzan tranquilamente en algún bar y de regreso a casa otros 30 o 40 km).

Pues el día de la boda, los amigos del alma decidieron, junto con el novio, salir de buena mañana, para hacer unos kilómetros en bicicleta y almorzar, como una especie de despedida de solteros, hasta que volviera del viaje de novios. Sin embargo, a la hora de regreso tuvieron problemas que tardaron en solucionar y el novio llegó a la iglesia algo desaseado, con el traje, pero sin afeitar, y con la novia a punto de echarse a llorar por la larga espera y sin saber qué pasaba.

Aquello que tanto disgustó a la novia, para el novio y sus amigos, ha sido durante toda la vida motivo de jolgorio.

DESPUÉS DE LA LUNA DE MIEL

Cuando regresaron de la luna de miel, cada cual continuó con sus trabajos. La empresa donde él trabajaba estaba a dos pasos de casa de su madre, por lo que, a la hora de la comida, acudía a casa de la misma. La joven esposa antes de irse al su trabajo le preparaba con esmero el almuerzo a su esposo, como se suponía que debían hacer todas las buenas esposas.

(Abro aquí  un paréntesis para explicar cómo era entonces la situación conformada a la educación en relaciones que tanto varones como féminas habíamos recibido y que aún sigue coleando.

Como ejemplo voy a seguir hablando del joven matrimonio que nos ocupa, pero esta situación era un patrón generalizado y en las relaciones de personas mayores se sigue dando.

SITUACIÓN DE SOLTEROS

De solteros, tanto él como ella trabajaban fuera de casa. Ambos entregaban parte de su mesada a su madre, y el resto que quedaba para ella lo invertía en ropa, peluquerías, y “cosas de chicas” y él en sus aficiones deportivas y salidas. Al finalizar la jornada laboral ambos se dedicaban a su vida social, quedar con amigos y cosas por el estilo. Ella tenía algunas obligaciones en casa, pero él no porque la casa es “cosa de mujeres“, sin embargo, al tener novia lo que sí tuvo que hacer es gastar parte de su mesada en invitar a la novia cuando iban al cine o algún otro sitio, se supone que el hombre paga porque el hombre manda.

Sin ninguna formación de logística de hogar, ni ninguna formación financiera, decidieron casarse para dejar atrás el control de los padres.

DESPUÉS DE LA BODA

Después de la boda cada cual sigue con sus respectivos trabajos, pero los gastos de su nueva casa son mayores que la porción de dinero que daban a sus respectivos padres, por lo que disponen de menos dinero para ellos que de solteros. Además, ella se tiene que encargar no solo de la casa, sino también de la compra y de preparar las comidas.

En esta situación, mientras él los sábados y domingos salía por las mañanas con las bicicleta y los amigos, ella se quedaba ordenando lo que se había acumulado durante la semana. A esto le sumamos que no tenía ni tiempo ni el mismo dinero para ropa, peluquería, etc, como de soltera, por lo que cuando su marido llegaba a casa hambriento, la encontraba cansada de quehaceres domésticos y sin maquillar, además de malhumorada por sentirse perdedora en aquella relación. Cuando lo que él esperaba era la comida servida y a ella maquillada y encantadora como cuando eran novios.

Cómo lo solucionan

Aquella situación la superaba y provocaba entre ellos no pocas discusiones que llevaban a días enteros sin hablarse, hasta que finalmente él, para compensarla, le compraba un ramo de flores y la invitaba a cenar y bailar, como cuando eran novios, disfrutando de una noche romántica.

Pero a la mañana siguiente, todo seguía igual, porque no habían analizado la situación, no habían buscado consejo especializado. Los padres en este caso no son buenos consejeros porque no son neutrales y ellos han educado como sabían, no tenían nada más que aportar. Evidentemente, los amigos tampoco son neutrales y no tienen la debida experiencia en relaciones.

ANALICEMOS EL COMPORTAMIENTO DE LOS JÓVENES

Él acepta parte de su culpa de que no la está tratando bien, y por una noche la trata como hacía con su novia. Ella, hambrienta de la vida de antaño, acepta con placer las flores, la cena y se entrega feliz a una noche romántica. Pero no han solucionado nada, solo han jugado una noche a ser novios. No han solucionado nada de los trabajos domésticos, no han analizado como administrar sus ingresos para progresar en su nueva vida,  no han hablado de sus necesidades emocionales, espirituales, sociales. Solo son dos jóvenes que duermen con su pareja, pero que no ambos están comprometidos en su nueva vida.

En las paginas 454 y 455 de mí novela ‘Todos los hombres de Carmen‘ se reflexiona sobre la inflexión que es una boda en las vidas de las personas). 

CONTINUEMOS

Después de este amplio paréntesis, continuamos hablando de las relaciones.

Habíamos dicho que aunque los dos trabajaban, la joven esposa, según las buenas costumbres, se levantaba temprano para preparar la comida que se llevaría su esposo, pero… el almuerzo volvía entero a su casa todas las noches, porque la madre del joven le había preparado tal o cual cosa, que a su hijo le gustaba mucho.

Aquella situación, que de haberla hablado hubiese sido para ambos un descanso, se convirtió en una situación muy tirante entre suegra y nuera, pues la joven esposa interpretó que su marido despreciaba lo que ella hacía y que su suegra se interponía entre ellos, demostrando que ella sabía satisfacer más al joven marido.

Ni que decir tiene que el esposo siguió saliendo cada vez que quedaban con sus amigos del alma a sus excursiones con bicicleta.

Después de algunos años y un par de hijos que complicaron más la vida laboral, conyugal y económica, esto terminó en separación, después de la cual cada uno rehízo su vida con otras parejas. De esto hace más de cuarenta años.

Hoy no se actuaría igual. Creo que hoy los jóvenes son más maduros.

Hace unos meses me encontré con los dos protagonistas de la historia, en el sepelio de una persona muy querida, y después de tantos años, uno de ellos me confesó que aún sentía, por quien fue su cónyuge, el mismo amor que antaño y a la otra parte de la pareja se le nota aunque no lo diga. ¿Lamentable verdad?

EDUCACIONES QUE SE QUEDAN ANTIGUAS

Hace 50 años, a las mujeres aún se nos educaba para que fuéramos amas de casa. Parecía que si una mujer no fuese ama de casa no había más horizonte para ellas. Pero las mujeres estábamos entrando en masa al mercado laboral y al casarnos no queríamos renunciar a esa parte de nuestra vida, muy conveniente por otra parte, puesto que de esta forma, el mantener a la familia económicamente no era tan duro para los varones, ya que se suponía que ese era su rol.

Las primeras en darse cuentan que era demasiado duro bregar con los quehaceres de la casa de lunes a domingo, además de cumplir una jornada de trabajo de lunes a viernes, fueron las mujeres. Los hombres han tardado decenas de años en darse cuenta. Por suerte, al menos en mi país, eso ya ha cambiado mucho y es normal que los jóvenes esposos se ocupen tanto de las tareas de casa, como las esposas. Pueden hacer la colada, planchar, fregar los suelos, o cualquier otra cosa y no pensar que están ayudando a su mujer, sino que están haciendo su parte del trabajo, como usuarios de esa casa.

EN PROGRESO

Es realmente alentador, que tanto mujeres como hombres sean autosuficientes y ni las unas ni los otros dependen en nada del sexo opuesto, de tal manera que cuando deciden tener relaciones serias y formar una familia con o sin hijos, ambos saben que entran en una nueva relación y una nueva forma de vida.

Mis aplausos para ellos.

¿Y tú que comienzos tuviste al formar tu propia familia? ¿Fueron relaciones difíciles? ¿Te apetece contármelo a través del email?

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