
La Ley de la Atracción
Algunas personas me han referido que para ellas la ley de la atracción no funciona y eso a pesar de que meditan en lo que quieren de manera reiterativa.
Pero resulta que cuando tratas de profundizar en cómo lo aplican, te das cuenta que no lo practican de la manera correcta ni con la motivación adecuada. Así que aclaremos algún punto.
La ley de la atracción solo la puedes usar para modificarte a ti, no a otros, aunque debido a que tú cambies puedes propiciar su cambio. Os relato un caso real:
La joven esposa
Una joven esposa deseaba que su marido fuera más cariñoso, más considerado con ella y que le demostrara su amor haciéndole regalos. Ella lo imaginaba regalándole anillos con demostraciones efusivas de amor romántico, varias veces al día. Y si el día que ella pensaba que merecía un regalo a él no se le había pasado ni por la cabeza, ella sin motivo aparente para él, comenzaba a portarse de manera cínica con él, encontraba mal todo lo que él hacía y decía, terminando por enfadarse y enfadarlo. Ella pensaba que él era un grosero y él pensaba que ella estaba loca.
Analicemos los hechos

Pausemos y pensemos.
Primero, ella no estaba trabajando la ley de la atracción consigo misma, visualizándose más comprensiva, más tolerante o cualquier otra cosa que ella tuviera que mejorar (cada cual tiene que analizarse).
Segundo, estaba usando la ley de la atracción de manera incorrecta, tratando de manipular a su esposo, y eso no funciona.
Tercero, el día que ella se sentía frustrada sus sentimientos eran muy profundos, hasta arrastrar a su esposo a la misma profunda frustración y… eso sí que funciona en la ley de la atracción. Imagina, cuando una persona se siente frustrada está enfadada y lo demuestra enérgicamente, todo el caudal de hormonas que sus glándulas disparan y que impactan contra sus células marcándolas.
Eso es la ley de atracción.
El ejemplo
Entonces, ¿cuál debería de ser el comportamiento correcto? Recordemos que la ley de atracción no se puede usar para modificar a nadie, pero sí para mejorar nosotros. Retomemos el caso de la joven esposa, ella puede usar la ley de la atracción, por ejemplo, para tratar de ser más receptiva a las pequeñas muestras de cariño de su esposo. Ejemplo, después de la cena el marido comenta “Umm que buena te sale esta pizza.” Esa no es la muestra de cariño que ella desea, pero si ella es capaz de recoger esta pequeña semilla y germinarla, tal vez con el tiempo… Un halago es un halago, sus glándulas habrán segregado algunas hormonas de satisfacción, si ella es lista las multiplicará, se acercará a él, le hará una carantoña o le dará un beso y le dirá: “Cómo me gusta que aprecies lo que hago”.
Ahora son las glándulas de él las que segregan algunas hormonas de satisfacción y ella ha incrementado las suyas. Esto tiene un efecto positivo en ambos, pues sus células han sido acariciadas por hormonas positivas.
La ley de la atracción presentará otras situaciones parecidas, de manera que las demostraciones de cariño serán cada vez más intensas y más abundantes. Si se acostumbran a actuar así, tendrán un organismo más saludable y juvenil.
¿Y si me enfado?
Pero, ¿qué hacer cuando nos sentimos molestos o enfadados? Lo primero, reconocer que aunque el enfado sea legítimo, a la única que perjudica es a ti, tus glándulas segregarán hormonas que estresarán y agotarán tus células. Por lo tanto, sé consciente, pausa un momento y di “Cancelo este sentimiento, cancelo esta emoción y me programo para sentir”. Trata de recuperar algún sentimiento de amor, de triunfo o de bienestar, aunque sea muy antiguo y da las gracias por él. Repítelo tantas veces como te des cuenta de que estás en modo negativo.
Te muestro otro ejemplo real para saber cuando la ley de la atracción funciona y cuando no.
El joven habilidoso
Recordemos el refrán que dice “A Dios rezando y con el mazo dando” porque así es como actúa la ley de la atracción. Este ejemplo es de un joven que durante años trabajó en una empresa, mientras tanto se capacitó como entrenador deportivo, tenía su casa y un pequeño coche. Era, lo que podíamos decir, un triunfador, pues era muy habilidoso, pero tenía la mala costumbre de hacer que los demás se sintieran inferiores, pues los aventajaba en casi todo y presumía de ello.
Sin embargo, llegó la crisis, su empresa cerró, y perdió el trabajo. Mientras duró el subsidio estatal se sintió confiado y se dedicó a haraganear, sabiéndose bueno y capaz de encontrar un empleo cuando quisiera.
Termina el subsidio
Cuando terminó la prestación comenzó a buscar trabajo, pero lo que salía no estaba a su altura y ya no podía pagar el alquiler por lo que tuvo que volver a la casa de sus padres. Pasaba el tiempo y no encontraba ningún trabajo digno, empezó a sentirse presionado por sus progenitores y un día que conducía bajo los efectos de la frustración tuvo un accidente, por suerte salió ileso pero se quedó sin coche. Incapaz de asimilar la nueva situación fantaseaba con las cosas que había disfrutado antaño, buena ropa, buenos libros, discos, relojes, gimnasio, salir de vez en cuando de copas con los amigos y que no siempre tuvieran que pagar ellos.
Pequeños hurtos

La situación llegó a ser tan insoportable para él que dejó poco a poco de frecuentar a los amigos, y para permitirse alguna pequeña satisfacción comenzó a practicar pequeños hurtos. Esto es algo que en un principio comentó con algunos amigos y sirvió de jarana, pero que con el tiempo fue la causa para que los amigos desconfiaran de él y no se atrevieran a recomendarlo para puesto alguno. Estaba cada vez más solo, cada vez más frustrado.
Tres años después del accidente, su aspecto físico era lamentable, financieramente estaba sumido en la ruina más absoluta y sus amigos rara vez estaban en disposición de quedar con él. Fue en ese entonces que uno de sus hurtos fue un libro (“El secreto”) sobre la ley de la atracción. Lo leyó y lo consideró interesante, pensó que probar no costaba nada. De modo que comenzó a imaginar que gerenciaba una gran empresa, que le pagaban un coche último modelo y que entraba gratis a toda clase de eventos.
“El Secreto” no le funciona
Unos meses después me refirió que la ley de la atracción no le funcionaba. Traté de explicarle que, para que la ley de la atracción funcione, tienes que darle posibilidades. Que tal vez debía aceptar uno de esos trabajos que él pensaba que no eran dignos de él, para que de allí pudiera abrirse alguna puerta. Que en vez de esperar a que otros le proveyeran de algo gratis, tal vez podría ofrecerse en unas instalaciones deportivas aunque fueran humildes a dar clases gratis, así podía hacer valer sus conocimientos de entrenador. También podría pactar con el centro que como compensación le dejaran usar las instalaciones, cosa que además podía incrementar su currículo.
Le comenté que la ley de la atracción funciona multiplicando lo que tú eres, lo que tú sientes, lo que tú das. Cuanto más das más recibes. Le nombré la cita bíblica “Si alguien te pide que hagas una milla de camino, tú haz dos millas”. (Mateo 5:41)
Evidentemente, su ego no le permitió aceptar esas sugerencias. Sentirse desgraciado, e incomprendido, era todo lo que estaba dispuesto a hacer y eso es lo que la ley de la atracción le daba cada día.
Mensaje al universo
Como resumen podríamos decir: analiza bien cuál es el mensaje que mandas al universo, pues te responderá en consonancia.
Espero haberte ayudado. Que seas feliz.

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