
Perdón o gratitud
Vivimos en unos tiempos en donde el conocimiento espiritual de toda clase abunda por doquier y a pesar de que existen muchas filosofías aparentemente encontradas, todos parecen estar de acuerdo en que la práctica del perdón es de las más importantes que podemos ejercer en nuestro avance espiritual, junto con la negación del llamado ego.
Y ciertamente, yo soy de la misma opinión. De hecho, el capítulo 3 del libro de ejercicios BELLAMORFOSIS lo titulé “El perdón, signo de madurez“. Sin embargo, conforme voy experimentando cosas me doy cuenta de que una gran porción de personas confunden los hechos de alguien hacia ellas, con cómo ellas vivieron ese hecho.
Si prestas atención a esto, verás que no es lo mismo que alguien te ofenda, a que tú te sientas ofendido. El que tú te sientas ofendido, cuando no ha habido ofensa por parte del otro, te convierte en ese mismo momento en ofensor, puesto que estas acusando al otro de un mal que no ha cometido.
¿Qué hacer si me siento ofendida?
Si la persona que ha provocado que te sientas ofendida actúa con total normalidad, no ha cambiado su tono de voz ni su comportamiento normal y actúa como si no hubiera pasado nada, seguramente ni se le ha pasado por la imaginación que tú te pudieras sentir ofendida.
Si es posible, en ese momento retírate y hazte un examen sincero de porqué te sientes así, es muy conveniente que traigas a tu mente la ley del espejo.
La ley del espejo se atribuye al psicoanalista Jacques Lacan y viene a decir algo así como que cuando entramos en relación con alguien y encontramos rasgos de su personalidad que nos desagradan es porque posiblemente nosotros manifestemos esos mismos rasgos sin ser conscientes.
Por lo tanto nuestros semejantes nos sirven de espejos, para que podamos conocernos y pulir aquello que no nos gusta.
Reflexiona, pues, si tú estas manifestando ese rasgo o comportamiento que te ha hecho sentirte ofendido.
De nuevo la Ley del espejo
Y… ¿por qué hablo de nuevo de la ley del espejo? Y… ¿qué tiene que ver con el perdón? Pues te explico: muchos gurús espirituales hoy día promueven el deshacerse del ego y por otra parte se nos dice que la mayoría de nuestras limitaciones son por injusticias que nos causaron nuestros padres, tutores educadores o cuidadores. Esto nos dañó emocionalmente, motivo por el cual, nosotros hemos estado toda la vida maltratando a nuestra niña/o interior y que para poder reparar ese mal tenemos que perdonar a nuestros ofensores de la infancia, así como a todos nuestros antepasados.
Esto me parece genial, puesto que “El perdón, signo de madurez“, pero claro está, siempre que realmente tengas algo que perdonar, pues de lo contrario te estas convirtiendo en un acusador injustificado.
Pactos del alma
Lo cierto es que muchos de estos gurús espirituales que promueven este perdón son los mismos que sostienen que nuestras almas pactan con nuestros padres y demás seres que encontraremos a lo largo de nuestras vidas, los eventos que tenemos que superar durante nuestra vida, porque supuestamente es alguna lección que tenemos que aprender ¿¿??
Es decir, si te golpearon injustamente de pequeño, si naciste con una enfermedad incurable, si fuiste abusado, si fuiste esclavo, lo mismo que si fuiste rey, o abusador o criminal, al parecer todo son acuerdos que pactamos antes de nacer, junto con todos los demás seres que interactuarán con nosotros.
Si esto fuera verdad, ¿qué sentido tiene escribir emotivas cartas de perdón a los supuestos agresores o maltratadores? Sería más lógico escribir cartas de agradecimiento, por haber cumplido con su parte del acuerdo. Algo así como esta carta:
CARTA A MI MADRE
“Querida madre hoy que he comprendido lo difícil que sería para ti darme aquellas palizas cuando yo era solo un bebé. Te quiero agradecer que te apegaras al acuerdo que hicimos antes de nacer. Entiendo que a nadie le gusta hacer el papel de malo y tú, por amor a mí, porque yo tenía que aprender esa lección, que no sé cuál es, pues al llegar a la tierra se nos olvida, lo hiciste. Gracias madre de todo corazón”.
Si todo lo que sucede en este plano está pactado de antemano con el beneplácito de los seres superiores, ¿qué sentido tiene que enjuiciemos a alguien por cometer ningún supuesto mal?
Y… que nos sintamos tan condescendientes, como para perdonar a otros ¿no es eso el ego, que nos hace sentirnos superiores y en posesión de la verdad y la justicia?
Perdonar desde la humildad y la comprensión
Perdonar es comprender que el otro no ha tenido más luces, ni más conocimiento para actuar de otra forma, y tú puedes pasarlo por alto. Si es apropiado, y siempre desde el amor y con humildad, hazle saber a quien te molestó qué te molesto y porqué, con el propósito de que no se resquebraje vuestra relación. (Entiendo que para hacer esto se tiene que tener mucha madurez, si no te ves preparada examínate bajo la ley del espejo)
Seguramente el amor te hará aceptar los comportamientos no siempre aceptables de algunas personas que no pueden estar a tu nivel espiritual. Cada cual estamos en un nivel, y al igual que a un niño de primero de primaria no le puedes pedir que resuelva un problema de álgebra, no puedes pedir a nadie que entienda las cosas como tú las ves. Sé paciente y amoroso como te gustaría que otros lo sean contigo.
Lo anteriormente dicho no quiere dar a entender que tengas que soportar a nadie violento, grosero o abusón. Los perdonas porque entiendes que son ignorantes, pero no los aguantas, este tipo de personas cuanto más lejos mejor, pues te desestabilizarán.
Hay muchas cosas que decir sobre perdón, el ego y la ley del espejo, poco a poco las iremos desgranando.
Espero que estas letras te hayan aclarado algo y si quieres contarme qué resentimiento o qué gratitud tienes guardado en el corazón puedes hacerlo en mi correo lolacampa001@gmail.com.

Vulnerable

La masa crítica
También te puede interesar

Las relaciones nos mejoran
octubre 2, 2020
Hojas caídas
mayo 2, 2019