Reflexiones

¿Vida después de la muerte?

Una gran porción de la población, entre los que me incluyo, estamos interesados en saber si existe la vida eterna, vida después de la muerte, resurrección, reencarnación, si ascendemos a algún sitio, si a través de algún túnel llegamos a un lugar de luz donde entraremos en una vida más    apacible, si lo haremos en un cuerpo similar al que poseemos en este plano, o tendremos cuerpos más sutiles, cuerpos etéreos.

Si bien es cierto que nunca como ahora tanta gente se interesa por este tema, también es cierto que el interés siempre ha existido y que para  civilizaciones con un gran recorrido histórico como pueda ser la egipcia, ha formado parte de su cultura. Entre ellos tenía gran importancia, hecho por el cual reyes, sacerdotes, y después toda la gente lo suficientemente pudiente, se hacían enterrar con un libro de los muertos.

El “Libro de los Muertos” egipcio

El libro de los muertos, o como lo llamaban los egipcios El libro para salir al día o algo parecido a este concepto, eran las instrucciones pertinentes para que el difunto recorriera con éxito el camino hasta lo que los occidentales, o los practicantes de religiones judeocristianas, llamaríamos el paraíso.

Lo cual era muy adecuado según esta cultura, pues el fallecido emprendía un viaje que lo conduciría por ciertos portales, o ante la presencia de diferentes deidades, a quienes tenía que convencer de que era digno de haber llegado hasta allí, su nueva vida después de la muerte.

El Tribunal de Osiris

El tribunal de Osiris - Vida después de la muerte

El punto culminante de este viaje, concluía cuando el espíritu del fallecido, guiado por el dios Anubis, era conducido ante el tribunal de Osiris, donde simbólicamente se pesaba el corazón del fallecido en una balanza de platillos, siendo el contrapeso la pluma de Maat, símbolo de justicia y verdad universal. Allí un jurado, compuesto por 42 dioses, formularía preguntas sobre su integridad, mientras estuvo como hombre en la tierra, y cuyas respuestas aumentarían o disminuirían el peso de su corazón en el platillo.

Si el veredicto era positivo, el fallecido podría pasar a su nueva vida en el paraíso, pero si era negativo era arrojado al devorador de muertos, un ser que según informaciones es un monstruo entre cocodrilo, hipopótamo y alguna otra bestia, que recuerda en algo al Leviatán Judeocristiano.

Confesión negativa

En este punto y ante las preguntas de los 42 dioses del jurado, el espíritu del difunto recitaba la confesión negativa, para tratar de convencerlos de que nunca había obrado con maldad.

Puntos como:

  • No haber matado ni lastimado.
  • No haber sido cruel con los animales.
  • No hacer lo que Dios abomina.
  • No hacer que un amo obre mal con su siervo.
  • No fornicar, ni mancillar el propio cuerpo.
  • No robar.
  • No hacer agregados al peso ni disminuir las balanzas.
  • No ser haragán en el trabajo.
  • No despreciar a Dios.
  • No perjudicar a nadie.

Esta letanía negativa continuaba, por lo que aparte de ser una herramienta para ayudar al difunto en su viaje por el Más Allá, nos enseña algo que todos, en todas las partes del mundo y en todas las religiones y filosofías, ya sabemos. Que sea lo que sea a lo que nos tengamos que enfrentar después de la muerte, todo depende de cómo vivamos y nos comportemos ahora.

Yo soy, aquí y ahora

Yo soy aquí y ahora, con estas circunstancias que tengo, y según mi comportamiento, mi ética y mi moral. Según actúe, así será mi registro futuro, solo que nosotros ahora, gracias a la neurociencia, sabemos que los actos y confesiones, o declaraciones, o decretos (como gusta llamar ahora a las frases que pronunciamos) tienen que ser en positivo.

Es decir, ahora la frase “No he sido cruel con los animales” la sustituiríamos por “Siempre trato a los animales con bondad”.  La frase “No he matado” la sustituiríamos por “Siempre promuevo la salud y el bienestar de todos”. La de “No fornico, ni mancillo mi cuerpo” Lo sustituiríamos por “Trato con respeto y decoro mi propia sexualidad y la de mi semejante”, etc.

Normas de diferentes religiones

Cuando analizas las normas para tener una buena vida después de la muerte en diferentes religiones, como pueden ser las Judeocristianas, Hinduísta, Islamista, Maya, etc, y como hemos visto en la confesión negativa del libro de los muertos egipcio, de 1550 a.C. casi todo se reduce a lo que dijo Jesucristo en Mateo 22:37-39:

Ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo“.

Este simple precepto te ayudará a vivir en armonía, aunque no seas creyente, puesto que aunque no creas en la existencia de Dios, al amar al prójimo como a ti mismo, le mostrarás empatía y respetarás su punto de vista tal como todos queremos que respeten el nuestro.

Esto no quiere decir que cada cual no podamos argumentar los hechos o información que nos ha conducido a posicionarnos donde estamos, pues cuanta más información veraz y provechosa tengamos más podremos valorarnos y comprendernos los unos a los otros.

Religiones aparte

De todas formas, y dejando aparte las diferentes religiones, conocer otras culturas nos enriquece. Nos permite plantearnos si de haber nacido en otra parte del mundo bajo culturas y preceptos diferentes, ¿cómo sería nuestra vida?  De no saber lo que sabemos, ¿cómo sería nuestra forma de pensar? ¿Cómo trataríamos a los demás? ¿Cómo me gustaría que me trataran?

Respeto en diferentes idiomas

En conclusión, si después de la muerte nos tenemos que enfrentar a algo, querámoslo o no, lo tendremos que arrostrar. Pero ese desafío aún no nos ha llegado. Nuestro reto es vivir a diario, para que, cuando nos enfrentemos al tribunal (el que sea), podamos hacer una confesión veraz y honesta.

Espero que hayas disfrutado de la lectura de hoy. Quiero que sepas que sean cuales sean tus opiniones y creencias sobre la vida después de la muerte, estoy dispuesta a escucharlas. Seguro que tú también reflexionas sobre ello!

Gracias por tu atención.

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